Han pasado casi 20 años desde que los investigadores descubrieron el peligro de los microplásticos; la mayoría de los estudios se han centrado en la vida marina.
Cualquier fragmento de plástico de menos de 5 milímetros se denomina microplástico.
En los primeros días de la investigación sobre los microplásticos, los investigadores trabajaban principalmente con microperlas y gránulos de plástico virgen que no se podían moldear para fabricar productos, incluidos los trozos de desechos grandes o las botellas rotas que se deterioraban lentamente.
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Estos contaminantes bajan por los ríos y contaminan los océanos. Los oceanógrafos estiman que las aguas superficiales de la Tierra contienen entre 15 y 51 billones de partículas de plástico.
Varios cientos de estudios revelan la presencia de microplásticos en los organismos acuáticos. Además, desde entonces se han identificado numerosas fuentes de microplásticos, como las partículas de plástico transportadas por los vehículos en las carreteras y las fibras sintéticas desprendidas por la ropa.
Además, las personas están ingiriendo o inhalando plástico de fuentes no identificadas, ya que los desechos vuelan entre el mar y la tierra. También es importante determinar si los diminutos trozos de plástico tienen o no efectos negativos sobre los seres humanos o los animales.
Al medir la exposición a la contaminación, los reguladores medioambientales están dando el primer paso para cuantificar los riesgos para la salud. A la luz del aumento de las concentraciones de microplásticos y de otros trastornos que puede provocar el consumo de productos del mar, esto ha sido motivo de gran preocupación y de nuevos avances en los casos de problemas respiratorios.
¿Cómo perjudican exactamente los microplásticos?
Las causas y los efectos de estas partículas de plástico han sido objeto de varios estudios. Dependiendo de su tamaño o de su capacidad para penetrar en los tejidos o las células, pueden causar irritación sólo con su presencia.
Los nanoplásticos, las partículas más diminutas, de más de un micrómetro de diámetro, son la mayor preocupación de los investigadores. Si hay efectos negativos derivados de la toxicidad química de los microplásticos, es porque suelen tener mayor tamaño.
Muchos de los aditivos utilizados en la fabricación de plásticos suponen un riesgo para la salud al impactar negativamente en el sistema endocrino. No obstante, hay muchos factores que se están estudiando para entender cómo se ingiere el microplástico y cuánto tiempo tardan en manifestarse sus efectos en el organismo.
Los estudios sobre los seres humanos en concreto han sido limitados y esta investigación se ha puesto de manifiesto a pesar de que los únicos estudios disponibles utilizan experimentos de laboratorio que exponen las células y los tejidos humanos a los microplásticos o estudios en animales con roedores.
Los daños de los microplásticos en el medio ambiente marino
Si se trata de organismos marinos, la forma más obvia de que el plástico les perjudique es que traguen diminutas partículas de plástico que no aportan mucha nutrición, para poder sobrevivir. En su investigación, Lynch, que dirige el Centro de Investigación de Residuos Marinos en Universidad del Pacífico de Hawai en Honolulu, examinó los plásticos y otras sustancias químicas presentes en los intestinos de las tortugas marinas encontradas muertas en las playas.
Su equipo realizó una serie de análisis en nueve crías de menos de tres semanas en 2020. A pesar de medir sólo 9 centímetros, el tracto gastrointestinal de una de las crías tenía 42 trozos de plástico. La mayoría eran microplásticos.
Aunque no se cree que los microplásticos sean la principal causa de muerte, siguen siendo una preocupación muy importante. Además, muchos científicos de renombre han realizado diversos descubrimientos relacionados con los microplásticos y los organismos marinos.
Como alternativa a las esferas, los científicos utilizan ahora fibras o fragmentos de plástico que son más realistas para las condiciones ambientales. Muchos ensayos están recubiertos con productos químicos similares a las biopelículas, lo que aumenta la probabilidad de que los animales los consuman. De este modo, se ha producido un cambio positivo en el reconocimiento de la nocividad de los microplásticos.
Actualmente, los investigadores creen que los microplásticos y los nanoplásticos no están presentes en una concentración suficiente como para afectar a la salud humana. No obstante, se prevé que su número aumente.
Si cambiamos a un modo de vida sostenible y reducimos los residuos tóxicos que se vierten al mar, aún podemos controlar este problema.
Para una descripción detallada del artículo, consulte el DOI mencionado más abajo.
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