La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro de cambiar sus conexiones en respuesta a la experiencia personal.
El cambio se produce de dos formas -nuevas conexiones neuronales y la remodelación de una ya existente-, como dice la propia letra, el cerebro tiene la capacidad de ser plástico, de ser moldeable.
La neuroplasticidad ha sido uno de los conceptos más discutidos y está cambiando lo que antes creíamos saber sobre el cerebro. Pero, ¿cómo funciona realmente la neuroplasticidad en nuestro cerebro?
En 1890 fue la primera vez que el término neuroplasticidad se utilizó intencionadamente para describir el comportamiento humano.
Durante mucho tiempo se pensó que la neuroplasticidad sólo estaba presente en los cerebros jóvenes, durante la infancia, pero que se perdía a partir de cierta edad, lo que significaba que los cerebros adultos ya no eran capaces de cambiar, eran estáticos.
Sólo en la última década las investigaciones empezaron a demostrar lo contrario, el cerebro tiene efectivamente la capacidad de cambiar, es adaptable, la neuroplasticidad puede ocurrir también en la edad adulta, no sólo en el cerebro en desarrollo.
Sin embargo, las investigaciones han demostrado que los cerebros jóvenes son los que tienen un mayor nivel de plasticidad.
Volvamos a la pregunta del principio: ¿cómo funciona la neuroplasticidad?
Imagínese el cerebro como una red de energía llena de conexiones en una estructura muy dinámica, en la que las diferentes vías eléctricas se encienden cada vez que usted tiene un pensamiento, siente una emoción o realiza una acción.
Cada una de ellas tiene su respectiva señal cerebral, su propia vía; al final, tenemos muchas vías.
Con el tiempo, nos convertimos en adultos, estos caminos se convierten en hábitos, en formas específicas de pensar, sentir y actuar.
Por lo tanto, cada vez que se realiza una tarea específica o se tiene una sensación concreta, el cerebro tiene un camino específico para ello y, mediante la repetición, este camino no sólo se vuelve bien recorrido sino que también se fortalece.
Nuestro cerebro tiene la capacidad de reconocer las señales de cualquier cosa, sentimiento, tareas, pensamientos, todo puede convertirse en un hábito.
Con el tiempo, la vía eléctrica comienza a producirse de forma automática, siendo cada vez más fácil de recorrer.
Es como ir en coche a la oficina todos los días por la misma ruta, a veces parece extrañamente que acabas de aparecer allí.
Si por alguna razón empiezas a pensar de forma diferente, o a aprender algo nuevo, o eliges cambiar un hábito específico, empiezas a labrar un nuevo camino; sustituyes el viejo camino por uno nuevo.
Si entrenas a tu cerebro para que viaje por esta nueva vía en lugar de la antigua, el cerebro empieza a aprender y a utilizar más este nuevo camino.
Con el tiempo, el camino recién formado se pavimenta y empieza a suceder de forma natural. Esta nueva tarea, sentimiento o pensamiento se convierte en la nueva normalidad sustituyendo y debilitando a la antigua.
En eso consiste la neuroplasticidad, en recablear el cerebro, sustituyendo las viejas conexiones por otras nuevas.
Esto significa que si tienes un mal hábito que te gustaría cambiar, como fumar, comer comida rápida, tener pensamientos negativos o dejar las cosas para más tarde, puedes practicar la creación de un nuevo camino en tu cerebro, reconectándote; todos tenemos la capacidad de cambiar y aprender algo nuevo.
Este descubrimiento abrió nuevas puertas a la ciencia para entender y explicar situaciones que hasta entonces no eran posibles.
En realidad, sin la plasticidad cerebral, los seres humanos no podríamos desarrollar un cerebro adulto completamente formado ni recuperarnos de una lesión cerebral.
Podemos encontrar en la literatura casos extraordinarios de recuperaciones cerebrales, de personas que sufrieron graves lesiones cerebrales, o que nacieron con una anomalía cerebral.
He aquí algunos ejemplos:
Un artículo publicado informó de un hombre de 44 años que, tras experimentar debilidad en la pierna izquierda durante dos semanas, acudió al hospital y se hizo una resonancia magnética.
Los médicos vieron no sólo un cerebro más pequeño de lo habitual, sino también una gran cámara llena de líquido.
La resonancia magnética reveló un "agrandamiento masivo de los ventrículos lateral, tercero y cuarto, un manto cortical muy fino y un quiste de la fosa posterior".
Desde el punto de vista médico su condición, no debería permitirle tener una vida normal, pero aun así, estaba casado con dos hijos y trabajaba como funcionario. Una locura, ¿verdad?
Otro artículo publicado mostró las redes de recuperación del cerebro de seis pacientes a los que se les había extirpado quirúrgicamente un hemisferio cerebral.
En comparación con el grupo de control, estos pacientes presentaron un nivel fuerte y equivalente de conectividad intrahemisférica en regiones cerebrales con la misma red funcional.
Sin embargo, entre las partes de las diferentes redes, la conectividad estaba extremadamente aumentada en los pacientes operados.
Estos resultados sugieren una reorganización funcional del cerebro y un conjunto de redes compartidas, es decir, que a causa de la cirugía el cerebro creó nuevas conexiones para recuperar y mantener las redes de cognición perdidas a causa del procedimiento quirúrgico.
Un tercer artículo publicado informó de un caso de agenesia cerebelosaLa enfermedad del cerebelo es una condición rara de una persona que nace sin el cerebelo, la parte del cerebro responsable del control del movimiento y las habilidades motoras.
En el artículo, las imágenes de resonancia magnética confirmaron de forma impresionante la ausencia del cerebelo en una mujer de 24 años.
El paciente, que había manifestado una incapacidad para caminar de forma constante durante 20 años, acudió al hospital con mareos, náuseas y vómitos.
También se diagnosticó un deterioro mental leve y un déficit motor medio en el paciente, que estaba casado y tenía una hija.
Además de no tener una parte muy importante del cerebro, el cerebro de la mujer era capaz de recablearse para compensar la ausencia del cerebelo.
Aunque no era tan eficiente como un cerebro normal, seguía realizando las mismas funciones.
Hubo un tiempo en el que lo inmutable era uno de los adjetivos del cerebro, pero ahora la ciencia está en el camino de entender esta nueva característica del cerebro, abriendo debates sobre el cambio que puede hacer este importante órgano ante las adversidades.
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